viernes, 16 de diciembre de 2016

A tus 66 años



Ayer, Kniquis, te recordamos. Yo desde luego. Y como todos los días y siempre tú y tu ausencia como mi telón de fondo, mi contexto de vida. El protagonista de todos mis recuerdos.
Yo,  tus hijos, tus nietos (en cuyas vidas estás) tus hermanos y tus sobrinos. Fuimos a misa y luego nos reunimos aquí en la casa. 
Lamenté que tu cumpleaños no es tu cumpleaños porque hace cinco años te fuiste y me quedé en esta soledad de vacío inimaginable. Me dolió tu ausencia como diario y reproduje en mis cabeza las dolorosas imágenes que imperaban en esta casa hace cinco años. Como siempre, las mil reflexiones sobre tu dolor, sobre lo que no hice, sobre lo que hice, sobre lo que hubiera hecho. Sobre lo que me imaginaba, sobre lo que nunca pude haber imaginado. Y las fantasías: que regresas, que me escuchas, que me acompañas, que estás conmigo, que te hablo... En fin el dolor intenso y profundo de tu ausencia que no acaba.
Un recuerdo terrible, doloroso e incomprensible: ese último viaje marcado por su enfermedad, por tu afán de sobreponerte a ella, de hacerla a un lado. ¿Cómo una enfermedad te iba a echar a perder un viaje? Cómo te iba a echar a perder tu intensa vida, tus planes, el gozo de tu nieto, de tus hijos, de tu familia, de tu casa, de la grilla, de tu hotel... Tu vida toda... Cómo intentaste vencerla. Y como te vi en la mesa de la casa de Celia, cansado, derrotado y sumido en la tristeza admitiendo que teníamos que regresar. Qué vimos en ese viaje, qué hicimos, qué conocimos, cuándo fue... No sé, todo se confunde en mi cabeza y sólo recuerdo tu figura a contraluz, frente a un lago, tomando un helado. Y frente a tu imagen en ese momento ajena a lo que en tu cuerpo sucedía, mi reflexión de vencer el temor al viaje, de relajarme y gozarlo contigo.
Ayer Kniquis, porque yo se lo pedí, Peter, tu amadísimo hermano, en tu casa, sentado en el comedor de tantos gozos, nos leyó el poema que hizo el día que nos dejaste. Lo transcribo:

A Cachú
Aprendí a morir
contigo,
a aceptar lo ajeno 
de la vida,
a tocar los límites
sin amargura,
a ir soltando las 
amarras
de lo que amamos,
de lo que nos une, 
a lo que 
pertenecemos.

Aprendiste a beber
con calma
los minutos, a dejar
los días
que ya no te
pertenecían,
con dignidad y con
valor sin par.

Sólo no soltaste
los sueños, los
afectos
que si llevaste.

Adiós a todos nos
dijiste,
pero a solas, en
silencio
cortaste el hilo
con las tijeras del
valor.

Que hueco abriste
en el corazón de
todos,
tu ciudad, sin ti
no sabe a dónde ir.

Haces falta en el
aire
en la palabra, en 
esta tierra
que sin ti.... es
menos.

domingo, 17 de julio de 2016

Ya nuestro intimidad 
es tan inmensa
que la muerte la esconde
en su vacío
quiero que me relates
el duelo que te callas
mi última confianza
estoy sola
estas solo.
Mario Benedetti.


 "Nada se ha perdido, aunque partenezca al pasado, porque nosotros lo hemos abierto al ser, y haber sido es también, una forma de ser, quizá la forma más segura de ser". Victor Frenk.

... y sigo transcribiendo algunas notas que hice a las que llame "sobreviviendo".
Abandonaste toda la esperanza. La vida te llevó a ello y vino tu muerte.

Tu muerte inexistente 
tu muerte lejana
tu muerte anterior a la mía
tu muerte imposible
tu muerte inaceptable
tu muerte intolerable 
tu muerte remotísima
tu muerte vencida
tu muerte sometida 
tu muerte mi muerte
tu muerte mi llanto
tu muerte tristeza infinita
tu muerte tristeza profunda
tu muerte tristeza toda
todo, todo, todo, tristeza
tu muerte mi obsesión
tu muerte, mi vejez
tu muerte, mi mutilación
tu muerte mi permanente llanto
y lloro, y lloro, lloro, lloro, lloro.
tu muerte el dolor inimaginable
tu muerte el dolor mas profundo que mata mi alma
Tu muerte mi infinita, permanente y perpetua soledad. 

sábado, 16 de julio de 2016

Faltan seis días para que tu ausencia cumpla dos meses.... NO PUEDO, NO ADMITO QUE NO VOY A VOLVERTE A VER NUNCA y me duele lo más pronfundo de mi alma y lloro y lloro y lloro y lloro y salen todas las lágrimas y todos los sollozos y todos los lamentos y adentro se quedan todos todos, un  número igual.

¿Qué va a ser de mi vida sin ti?.. sin mi compañero de vida, mi otra mitad, mik Knikis.. noooooooooo puede ser

Lo que antes escribì




Han pasado casi cinco años desde que no estás conmigo. Y te sigo extrañando, y te sigo llorando, y te sigo pensando y te sigo soñando. Y cuando despierto en las noches, es tu ausencia lo primero que viene a mi memoria al ver la cama vacía. Igual que cada mañana. Y pienso que mi vida transcurre entre alegrías y ratos buenos y ratos maravillosos, que se dibujan y corren con un telón de fondo de inmensa, inmensa tristeza, pues vivo mis mejores momentos pensando siempre que tendrían que haberlo sido contigo. Y me gusta imaginar que regresas, que te reencuentro, que me meto entre tus brazos con mi cabeza en tu pecho, que me abrazas y que yo meto mi mano entre el pelo de tu cabeza (aún no se me olvida la sensación que eso me producía).
 Y siempre también, lamentando haber comprendido el valor de tu presencia hasta que me invadió y me sarandeó tu ausencia. Y con todo te evoco: cuando salgo al jardín, tu jardín que parece no haberse dado cuenta de que te fuiste y año con año se pone más exuberante, como si tus cenizas, que alguna vez he pensado debería poner ahí, lo hubieran fertilizado y revitalizado. Y te evoco cuando estoy con nuestros nietos, el niño que tuviste en tus brazos y la niña cuya existencia adivinaste; cuando estoy con tus hijos, cuando estoy triste, cuando estoy contenta, cuando veo la ciudad que tanto amaste y que parece haberse enojado con tu ausencia de tan fea y sucia que se ha dejado poner.
Y te escribo. Y hoy voy a transcribir aquí algo de lo que algún día te dije con mi pluma y mis lagrimas corriendo, como corren ahorita. Trataré de hacerlo tal cual lo anoté en la libreta; lo que agregue ahora lo haré utilizando bastardilla.

... Ya nuestra intimidad es tan inmensa que la muerte la esconde en su vacío. Mario Benedeti.

Lo que sigue lo encabecé como "sobreviviendo" y lo escribí un 27 de junio, no sé de que año, pero pudo haber sido de cualquiera a partir del 2011.

Puedo describir cómo me siento sin ti: como un pinche perro en callejón ajeno. Como el mismo perro sin dueño. En este caso no sería un pinche perro, sería un perro finísimo, amado, atendido, consentido y protegido, pero sin su amado dueño. 
El mismo que me dijo que yo sería uno contigo. El que nos unió y nos ordenó no separarnos, ahora me mutiló.
Me siento desolada.
¿Llegara el día en el que dejaré de sentir esta tristeza cuyas dimensiones e intensidad nunca pude imaginar? Lloro la ausencia del amor y del sentido de mi vida. (creo que aquí cité a Víctor Franck). 
Absolutamente incapaz de dimensionar lo que tu muerte significaría, lo fui también para comprender el dramático e intensamente triste sentido de tus últimos días con nosotros en esta casa tuya, mia, de nosotros, de nuestros hijos y de nuestros nietos, incluso de la niña por ti adivinada. 
Sin razón alguna di por hecho, que tu partida sería en febrero (y seguro llegado febrero la hubiera pospuesto a marzo y así hasta ahora). Supuse que primero me tendrías que dejar de reconocer y luego te irías (asumí que tu muerte iría precedida de un estado de inconsciencia que nos facilitaría la despedida y no fue así, el 23 de diciembre por la noche, cuando nos dijimos hasta mañana, estabas un poco confundido en cuanto al lugar en el que te encontrabas pero a todos nos reconocías e identificabas).  Nunca se me ocurrió pensar que te irías cuando estabas sólo, a las 6 de la mañana. ¿Lo hiciste para evitarnos el dolor de presenciar tu partida y facilitarte el proceso?. (Me gusta darme esa explicación cuando lamento y cuánto lo he lamentado, no haber estado tomándote de la mano en ese preciso momento).
Cuando alguien está junto a mi, quiero sólo hablar de ti. Eres mi tema y nada más me interesa. TODO ACONTECIMIENTO ME VINCULA A TU AUSENCIA CON TOTAL NATURALIDAD. TODO ME LLEVA A TI Y ME SIENTO INCAPAZ DE VIVIR SIN TI.
¿Sabes qué?: He caído en la cuenta, no sé cómo no antes, de tu inmensa y contagiosa alegría de vivir. Todo era entusiasmo. Por ejemplo un rubro de vida que a los dos nos encantaba: los viajes.
¡¡¡Que enorme poder ejercía sobre ti la sola idea de viajar. A partir de que lo pudimos hacer, hace ya algunos años, concebías viaje tras viaje. Siempre siempre tenías uno en más o menos avanzada fase de planeación. (aquí miento: jamás planeábamos nada, teníamos idea de a donde queríamos ir, confusas las más de las veces y sobre las rodillas hacíamos un itinerario de recorridos inciertos. Y hay que decir que nos funcionó y que hicimos unos viajes maravillosos que hoy se me olvidan).

Hablar de planeación (finalmente lo escribí) sería mucho. La idea del lugar te surgía por alguna cuestión no muy comprensible (generalmente querías regresar y regresabas a sitios ya conocidos y yo te lo reprochaba: a algún lugar nuevo Knin... España ya no.. pero España siempre y cómo no. Daría mi alma al diablo por regresar contigo). Italia o Inglaterra. El sur de Italia. ¿Por qué?... bien a bien no sé porque. Cuál era el factor que nos llevaba a decidir el destino del viaje. No sé.  ... Creo que esto se queda hoy hasta aquí para aprovechar que estoy en esto y pasar a este blog lo que mi querido hermano Armando escribió a unos días de que me dejaste.








Esto no sé cuándo lo escribí, pero hoy decido que debe estar aquí. Ahora ni lo leo, sólo lo convierto en una entrada mas de este blog.





¿Cómo le pongo?... No sé. Como sea es patético: "Diario de una viuda"... "Soy viuda"... "Mi vida sola"... Patético y cursi. Pero si pretendo hacerlo público, con la única finalidad de que le pueda llegar a ser útil a una señora en condiciones parecidas a las mías, pues tendré que ponerle un título que la atraiga y que por lo menos diga: "Vamos a ver qué dice esta otra viuda, a ver si a mi me sirve". Mi experiencia ha sido esa, buscar en internet las reflexiones de quien esté recorriendo o haya recorrido este intensamente doloroso camino.

Por cuestión de orden anoto ahora temas que quiero desarrollar:

Hoy: La viuda a los ojos de los demás.
Y sí me importa cómo me ven los demás, pero además me importa porque me confronta conmigo misma, con la forma en la que yo veía a las viudas.
Ubiquémonos, pero antes debo precisar: No hay palabra más horrorosa que VIUDA. Es nefasta. La araña más peligrosa es una "viuda negra".
Hay quien me ha dicho: "Viuda¡¡¡ ¿VIUDA TU?..... jajaja, viuda Fulana, que se quedó con cinco hijos a los 18 años y embarazada... Entonces sí la pobre ni tiempo tuvo de llorarle al señor porque el mismísimo día en que se murió, ella tuvo que salir corriendo a pedir prestado para pagar los gastos inherentes e ingeniárselas para mantener a los críos. Tu eres una suertuda, a tu edad, con dinero y con el buen marido que tuviste, debes darle gracias a Dios".

De acuerdo: No soy esa VIUDA. Pero de todas maneras el sustantivo me es aplicable, entonces seré una viuda así, con minúscula. Dice Frankl, cito de memoria, que la buena suerte está significada por lo que no nos pasa. Admito entonces que la tuve porque dos terceras partes de mi vida las pasé junto al hombre que fue el amor de mi vida. Pero por favor, no me pidan que de gracias a Dios ahorita cuando aún no puedo dejar de reclamarle porque se lo llevó.

Un día, no recuerdo hace cuánto, una Señora que me parece muy simpática definió algo diciendo que era "como el dolor de la viuda", entonces yo pregunté ¿por qué el dolor de la viuda? y ella contestó definiendo ese dolor: "intenso pero breve"... Me reí, me hizo gracia y utilicé la frase cada vez que hubo oportunidad para ello. En general a todo el mundo le pareció gracioso y si a alguien lastimé pues se cuidó de decirlo: Ya sabemos que no podemos andar por ahí manifestando lo que sentimos.




La viuda a los ojos de los demás
La viuda a los ojos de sus hijos.
Durante la enfermedad
Cómo me sentí
Nuestro médico de cabecera
No encuentro mi lugar