martes, 23 de junio de 2015

Hoy tendrías que estar aquí,



Hoy tendrías que estar aquí. Si como todos los demás días, pero hoy de manera especial. ¿Que hago sola llorando al hijo que se va de la casa? Eso nos tocaba llorarlo juntos. Sólo nosotros conocíamos y comprendiámos la dimensión del dolor del otro y éramos capaces de llorarlo juntos, como cuando María José se fue a Cambridge o como cuando María José se casó. ¡¡¡Cómo lloramos¡¡¡.

Y entendiámos que eso que ocurría era justo lo que queriámos que ocurriera, que lo que estaba pasando era lo que queriámos que pasara. Pero contábamos con el hombro del otro para llorar la contradicción instrínseca y vital del amor filial; para externar nuestros temores, por comunes y compartidos, totalmente comprendidos.

Nos consolábamos mutuamente alentados por las noticias de lo que le estaba ocurriendo al que nos había dejado. Y platicábamos horas enteras haciendo conjeturas, imaginando situaciones, comentando todo aquello de lo que nos íbamos enterando. Y esperábamos con ansia los domingos a las 11 de la mañana para sentarnos frente a la pantalla de la computadora comprada exprofeso, ver a María José en un imagen que apenas se percibía, escucharla también difícilmente y platicar con ella, para lo cual tu tecleabas en la computadora con una lentitud que me exasperaba. Y entonces las posteriores conversaciones serían alrededor de lo que dijo, de lo que no dijo, de lo que creímos percibir... Y evocaríamos su presencia con un orgullo mutuo que solamente uno y el otro entendiamos... Nadie más.

Y despido sola a Andrés y al hacerlo lamento en mi alma el duelo tan injustamente en él repercutido. Le pediré perdón por tanto lastimarlo, por desahogar en él la intensa e íntima rabia enardecida de tu dolorosísima ausencia.

Hoy se va mi hijo y no regresa. Hoy se queda esta casa sola y yo la deambulo. Hoy tu ausencia me duele desde lo más profundo, me hace añicos, me acaba, me enoja, me lacera, me destruye, me hace odiar, me hace reclamarte. El enorme vacío sin fondo del que intento huir llevándolo conmigo. El sentir mi corazón lastimado y ahora como nunca, el deseo ardiente de reencontrarte, de irme contigo, de poder verte. Cómo me gustaría sentir que me sientes como yo te siento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario