domingo, 10 de junio de 2018

He encontrado en algunos libros que he leído, muchísimas reflexiones con las cuales me identifico. Cosas que a mi me hubiera gustado escribir. En esta entrada del blog voy a intentar vaciar algunas de ellas. Las leo y suelo llorar y al mismo tiempo me consuela que mis emociones sean similares a las de autores que me gustan.
El esposo de Rosa Montero, se llamaba Pablo, murió como tu de cáncer. Un poquito más joven que tu, a los 58 años. Y ella ante esa pérdida, es capaz de decir lo que quisiéramos decir todas las mujeres a las que la vida nos ha mutilado quitándonos una mitad.

".. Hablo de ese dolor que es tan grande que ni siquiera parece que te nace de dentro, sino que es como si hubiera sido sepultada por un alude. Y así estás. Tan enterrada bajo esas pedregosas toneladas de pena que no puedes ni hablar. Estas segura de que nadie va a oírte".
"...¿Y que demonios es siempre? Es un concepto inhumano. Quiero decir que está fuera de nuestra posibilidad de entendimiento. Pero cómo ¿no voy a verlo más?. Ni hoy, ni mañana, ni pasado, ni dentro de un año? Es una realidad inconcebible que la mente rechaza: no verlo nunca más es un mal chiste, una idea ridícula".
"..Y en efecto, y  no quería sentirme avergonzada por mi dolor. Soy de ese tipo de personas que siempre intentan "hacer lo que se debe".. Así que procuré plegarme a lo que creía que la sociedad esperaba de mi tras la muerte de Pablo. En los primeros días la gente te dice "LLora, llora, es muy bueno", y es como si dijeran: "Ese absceso hay que rajarlo y apretarlo para que salga el pus". Y precisamente en los primeros momentos es cuando menos ganas tienes de llorar, porque estás en el shock, extenuada y fuera del mundo. Pero después enseguida, muy pronto, justo cuando tu estás empezando a encontrar el caudal aparentemente inagotable de tu llanto, el entorno se pone a reclamarte un esfuerzo de vitalidad y de optimismo, de esperanza hacia el futuro, de recuperaciòn, de recuperación de tu pena. .. Como si se tratara de una hepatitis (pero no te recuperas nunca, ése es el error: uno no se recupera uno se reinventa)".
"..De hecho la vida es tan tenaz, tan bella, tan poderosa, que incluso desde los primeros momentos de la pena te permite gozar de instantes de alegrìa: el deleite de una tarde hermosa, una risa, una música, la complicidad con un amigo... Pero al mismo tiempo, la pena también sigue su curso. Y eso es lo que nuestra sociedad no maneja bien: ENSEGUIDA ESCONDEMOS O PROHIBIMOS EL SUFRIMIENTO..".

"..Cuánta piel, cuánto roce, cuánto deleite en el cuerpo del otro.. Y cuanta desesperación por haberlo perdido".
"Y es cierto, la memoria es traidora, débil, mentirosa. Sobre todo la memoria visual, que se desintegra como una tela podrida a poco que la uses.... Es extraordinario, porque, cuando se te muere alguien con quien has convividos mucho tiempo,  no sólo te quedas tú tocado de manera indeleble, sino que también el mundo entero queda teñido, manchado, marcado por un mapa de lugares y costumbres que sirven de disparadero para la evocación, a menudo con resultados tan devastadores como el estallido de una bomba. Y así, un día estás viendo con toda tranquilidad una revista, cuando das la vuelta a la página y zas... Y tu has estado ahí con él en aquel viaje.. delicioso, estuvisteis justamente ahí... absortos, entusiasmados y felices. Juntos. Vivos. Buuuuuuuum, estalla la bomba del recuerdo en tu cabeza, o quizá en tu corazón, o en tu garganta. Puro terrorismo emocional".

Se casó Andres

Ayer, a seis años y casi cuatro meses de que nos dejaste, se casó Andrés con Carmen. Simplemente quiero decirte que el dolor de tu ausencia vuelve a surgir y te echo de menos. Tu y yo éramos los únicos que podíamos compartir esto que ahora vivo sola.
Es curioso: Andres hace tres años más o menos que ya no vive aquí; hace un poco menos de tiempo que comparte su vida con Carmen en México. Uno supondría que en esa circunstancia el que se casara no iba a traer aparejada esa sensación agridulce que sentimos y compartimos cuando María José se casó. Pero no es así.  La cabeza y al alma me indican que se trata de un desprendimiento, que mi hijo ha dejado un poco de ser mi hijo y que junto con Carmen (que es un encanto y tu la hubieras querido muchísimo), forma parte ya de otra familia. Me quedo sola otra vez y hay algo antinatural en esa soledad: tu ausencia que me vuelve a doler profundamente y que significa la imposibilidad de compartir esta sensación con la única persona que la podía comprender cabalmente por estar sintiendo lo mismo. Gozamos juntos cuando María José se fue, y también lloramos juntos su ausencia y el saber que la familia ya no era la misma.

Atascada de razon

Otra vez.... otra vez el pinche cáncer en esta casa. Y quiero gritar que estoy que me lleva la chingada pensando en mi niña y en que pasado mañana va a estar sentada en un pinche reposet mientras entra a su cuerpo la pinche quimioterapia. Y no sé si se va a morir de eso o si se muere dentro de media hora atropellada por un coche. Y no sé si para ella van a funcionar o no los pinches adelantos en los tratamientos de la pinche enfermedad. Y no sé si esta experiencia la va a fortalecer espiritualmente y va a apreciar y a sentirse bendecida por ver  cada nuevo día de vida.  Y no sé si ya hay muchas medicinas para que los efectos secundarios de la pinche quimioterapia no sean tan intensos. Y no sé como nos vemos la cara ella y yo y como no lloramos a cada minutos que nos vemos, por sus niños, por su vida ahora jodida por la pinche enfermedad, por sus planes truncados, por el pelo que va a perder... Y que no me pretendan consolar diciéndome que crece y que al cabo del tiempo le va a salir precioso. Y que no me digan que no tengo derecho a preguntar por qué a ella, y por qué ahorita y por qué cuando es tan jovencita. Y que no me digan que lo que no te mata te fortalece. Y que no me digan que no me duela verla jodida dentro de pocos días con su cuerpo atascado por el veneno y llorando la pérdida de su salud, de su pelo, de su tono muscular, de su vida, de sus diversiones. Incluso del temor a perder a su marido. Y que no me digan que una mujer que sabe que su cuerpo se mermará no tiene miedo a eso.... Carajo. Que solo me dejen gritar que estoy que me lleva la chingada y que estoy atascada de razón para estarlo