El esposo de Rosa Montero, se llamaba Pablo, murió como tu de cáncer. Un poquito más joven que tu, a los 58 años. Y ella ante esa pérdida, es capaz de decir lo que quisiéramos decir todas las mujeres a las que la vida nos ha mutilado quitándonos una mitad.
".. Hablo de ese dolor que es tan grande que ni siquiera parece que te nace de dentro, sino que es como si hubiera sido sepultada por un alude. Y así estás. Tan enterrada bajo esas pedregosas toneladas de pena que no puedes ni hablar. Estas segura de que nadie va a oírte".
"...¿Y que demonios es siempre? Es un concepto inhumano. Quiero decir que está fuera de nuestra posibilidad de entendimiento. Pero cómo ¿no voy a verlo más?. Ni hoy, ni mañana, ni pasado, ni dentro de un año? Es una realidad inconcebible que la mente rechaza: no verlo nunca más es un mal chiste, una idea ridícula".
"..Y en efecto, y no quería sentirme avergonzada por mi dolor. Soy de ese tipo de personas que siempre intentan "hacer lo que se debe".. Así que procuré plegarme a lo que creía que la sociedad esperaba de mi tras la muerte de Pablo. En los primeros días la gente te dice "LLora, llora, es muy bueno", y es como si dijeran: "Ese absceso hay que rajarlo y apretarlo para que salga el pus". Y precisamente en los primeros momentos es cuando menos ganas tienes de llorar, porque estás en el shock, extenuada y fuera del mundo. Pero después enseguida, muy pronto, justo cuando tu estás empezando a encontrar el caudal aparentemente inagotable de tu llanto, el entorno se pone a reclamarte un esfuerzo de vitalidad y de optimismo, de esperanza hacia el futuro, de recuperaciòn, de recuperación de tu pena. .. Como si se tratara de una hepatitis (pero no te recuperas nunca, ése es el error: uno no se recupera uno se reinventa)".
"..De hecho la vida es tan tenaz, tan bella, tan poderosa, que incluso desde los primeros momentos de la pena te permite gozar de instantes de alegrìa: el deleite de una tarde hermosa, una risa, una música, la complicidad con un amigo... Pero al mismo tiempo, la pena también sigue su curso. Y eso es lo que nuestra sociedad no maneja bien: ENSEGUIDA ESCONDEMOS O PROHIBIMOS EL SUFRIMIENTO..".
"..Cuánta piel, cuánto roce, cuánto deleite en el cuerpo del otro.. Y cuanta desesperación por haberlo perdido".
"Y es cierto, la memoria es traidora, débil, mentirosa. Sobre todo la memoria visual, que se desintegra como una tela podrida a poco que la uses.... Es extraordinario, porque, cuando se te muere alguien con quien has convividos mucho tiempo, no sólo te quedas tú tocado de manera indeleble, sino que también el mundo entero queda teñido, manchado, marcado por un mapa de lugares y costumbres que sirven de disparadero para la evocación, a menudo con resultados tan devastadores como el estallido de una bomba. Y así, un día estás viendo con toda tranquilidad una revista, cuando das la vuelta a la página y zas... Y tu has estado ahí con él en aquel viaje.. delicioso, estuvisteis justamente ahí... absortos, entusiasmados y felices. Juntos. Vivos. Buuuuuuuum, estalla la bomba del recuerdo en tu cabeza, o quizá en tu corazón, o en tu garganta. Puro terrorismo emocional".
"..Cuánta piel, cuánto roce, cuánto deleite en el cuerpo del otro.. Y cuanta desesperación por haberlo perdido".
"Y es cierto, la memoria es traidora, débil, mentirosa. Sobre todo la memoria visual, que se desintegra como una tela podrida a poco que la uses.... Es extraordinario, porque, cuando se te muere alguien con quien has convividos mucho tiempo, no sólo te quedas tú tocado de manera indeleble, sino que también el mundo entero queda teñido, manchado, marcado por un mapa de lugares y costumbres que sirven de disparadero para la evocación, a menudo con resultados tan devastadores como el estallido de una bomba. Y así, un día estás viendo con toda tranquilidad una revista, cuando das la vuelta a la página y zas... Y tu has estado ahí con él en aquel viaje.. delicioso, estuvisteis justamente ahí... absortos, entusiasmados y felices. Juntos. Vivos. Buuuuuuuum, estalla la bomba del recuerdo en tu cabeza, o quizá en tu corazón, o en tu garganta. Puro terrorismo emocional".
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