domingo, 10 de junio de 2018

Se casó Andres

Ayer, a seis años y casi cuatro meses de que nos dejaste, se casó Andrés con Carmen. Simplemente quiero decirte que el dolor de tu ausencia vuelve a surgir y te echo de menos. Tu y yo éramos los únicos que podíamos compartir esto que ahora vivo sola.
Es curioso: Andres hace tres años más o menos que ya no vive aquí; hace un poco menos de tiempo que comparte su vida con Carmen en México. Uno supondría que en esa circunstancia el que se casara no iba a traer aparejada esa sensación agridulce que sentimos y compartimos cuando María José se casó. Pero no es así.  La cabeza y al alma me indican que se trata de un desprendimiento, que mi hijo ha dejado un poco de ser mi hijo y que junto con Carmen (que es un encanto y tu la hubieras querido muchísimo), forma parte ya de otra familia. Me quedo sola otra vez y hay algo antinatural en esa soledad: tu ausencia que me vuelve a doler profundamente y que significa la imposibilidad de compartir esta sensación con la única persona que la podía comprender cabalmente por estar sintiendo lo mismo. Gozamos juntos cuando María José se fue, y también lloramos juntos su ausencia y el saber que la familia ya no era la misma.

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